Riudecanyes

Riudecanyes es una pequeña población situada en el interior de la Costa Dorada. Con una superficie de 16,54 km², se encuentra en el sector sur del Baix Camp, en las vertientes meridionales del Puigmarí y en la zona oriental de la sierra de la Argentera.

El municipio está formado principalmente por terrenos montañosos que llegan a su punto culminante en la cima de Escornalbou, donde se ubica la ermita de Santa Bárbara, con 694 metros de altitud. El casco urbano se extiende bajo el embalse, a la derecha de la riera homónima, y está a sólo 10 km en línea recta del puerto de Cambrils.

Tres elementos definen la personalidad y singularidad de Riudecanyes: sus calles, el castillo y el embalse.

Las calles tienen nombres de los días de la semana, y sólo hace relativamente poco que esta lista ha tenido que ampliarse con nuevas denominaciones. El castillo-monasterio de San Miguel de Escornalbou, documentado desde el siglo XII y situado en una de las elevaciones más destacadas del término, es hoy un punto de visita imprescindible. El embalse de Riudecanyes, situado entre el pueblo y la sierra, aporta un carácter especial al paisaje de pinares y es un espacio ideal tanto para pasear como para disfrutar de la pesca.

Se trata de un lugar entre montaña y mar que permite al visitante adentrarse en el “espíritu” de los pequeños pueblos.

Un poco de historia

Las primeras referencias documentales sobre Riudecanyes datan del siglo XII. A partir de 1387, se convirtió efectivamente en el centro de la baronía de Escornalbou, que englobaba ocho términos vecinos con una superficie de 101 km² y que era propiedad de los arzobispos de Tarragona. Allí residía el alcalde, representante del obispo, y también la notaria de la baronía y la casa Rendes, donde se gestionaban los derechos señoriales. La baronía desapareció en 1811 con la abolición del régimen feudal.

Desde la instauración de la fiesta del Corpus en el siglo XV, se celebraba la octava, origen de las fiestas de los barrios y de la denominación de las calles: los días de la semana, excepto el jueves.

En el término también se han encontrado restos del paleolítico medio, prueba de la existencia de un antiguo asentamiento prerromano.

La Baronía de Escornalbou

La Baronía de Escornalbou fue constituida cuando, entre 1162 y 1170, el rey Alfonso II concedió a Alberto de Castellvell el territorio despoblado de Escornalbou. Su propósito era que Castellvell fortificara su espacio, fomentara su población y fundara un convento de canónigos dedicado a Sant Miquel, bajo dependencia de la curia tarraconense. La baronía incluía los actuales municipios de Vilanova de Escornalbou, Colldejou, Riudecanyes, Duesaigües, Pradell, Argentera y la Torre de Fontaubella.

Cultura

El edificio más emblemático del municipio es el monasterio de Sant Miquel de Escornalbou. A pesar de las múltiples reformas, todavía se conservan elementos de la arquitectura románica, como la iglesia y la portada.

La iglesia parroquial de Sant Mateu fue construida en 1582. Es un templo renacentista hecho con piedra y mortero, con columnas de piedra picada y bóvedas de ladrillo y yeso. En origen contaba con un magnífico altar mayor (1602), ocho capillas y catorce altares.

El campanario, de veinticinco metros de altura, tiene dos cuerpos diferenciados. El reloj, datado de 1845, ha sido restaurado en varias ocasiones.

A finales del siglo XIX se impulsó la construcción de un embalse en la riera de Riudecanyes para garantizar el suministro de agua a Reus. La primera piedra se colocó en 1904 y la obra entró en funcionamiento en 1918. En noviembre de 1991 se inauguró la ampliación que permitió alcanzar una capacidad de 5,2 hm³.

Actualmente, el agua se destina al regadío de la comarca y al abastecimiento de varias poblaciones cercanas.

Lugares de interés

Castillo de Escornalbou

El Castillo Monasterio de Sant Miquel de Escornalbou es una construcción que se origina entre finales del siglo XII y principios del XIII. Su edificación fue promovida por Alfonso I, quien posteriormente cedió su propiedad a la Iglesia de Tarragona.

El castillo, que se convirtió en el centro de una extensa baronía, y la iglesia de Sant Miquel alojaron inicialmente monjes agustinianos y, a partir de 1580, comunidades de franciscanos hasta la desamortización de 1835. En el año 1843 fue comprado por John Bridgam y, a principios del siglo XX, pasó a manos de Eduardo Toda, que llevo a cabo la reconstrucción e inició su restauración integral.

Todos ellos reunieron un notable conjunto de grabados, piezas de cerámica, objetos diversos y una biblioteca destacada.

Entre los elementos más relevantes del complejo se encuentran la iglesia románica, los restos de la sala capitular y el claustro, así como la residencia del mismo Toda, restaurada con gran cuidado. La visita permite hacerse una idea precisa de cómo era una casa señorial a principios del siglo XX.

Desde los arcos del claustro y, sobre todo, desde la ermita de Santa Bárbara, situada en su punto más elevado del conjunto, se puede disfrutar de unas vistas privilegiadas sobre las comarcas de Tarragona.

Pantano de Riudecanyes

En 1897, el Ayuntamiento de Reus encargó a los ingenieros Josep Móra, Alfons Benavente y también a Francesc Macià, quien años más tarde sería presidente de la Generalitat, un estudio para garantizar la llegada de agua tanto a la población como a los campos de cultivo.

Después de analizar varias opciones, en 1903 se presentó el proyecto del pantano de Riudecanyes, obra del ingeniero Gaietà Úbeda y Sarachaga. En 1907 las obras principales ya estaban terminadas. Posteriormente, se decidió ampliar la presa, una fase que fue dirigida por el ingeniero José Pérez de Petinto y Losada, y que se completó en 1919.

En la década de los treinta se inició una nueva etapa de intervenciones bajo la dirección de Joaquim Blasco, que permitieron aumentar la capacidad del pantano. Estas actuaciones se prolongaron hasta 1951. Actualmente, el embalse abarca unas 40 hectáreas y puede almacenar hasta 5 hectómetros cúbicos de agua.

El espacio constituye un entorno privilegiado para pasear y gozar del paisaje. Si nos detenemos junto a la carretera que lleva a Duesaigües, en dirección hacia Riudecanyes, podremos contemplar una imagen especialmente encantadora: el agua quieta y azulada del pantano se alza por encima del mar lejano, brillando tras el muro de la presa. En un mismo punto se superponen tres azules característicos del Baix Camp: el del agua dulce del embalse, el del mar cambiante y el del cielo despejado que acompaña a los pueblos abiertos al Mediterráneo.

Iglesia de San Mateo de Riudecanyes

La iglesia parroquial de Sant Mateu fue edificada en 1582. Se trata de un templo renacentista construido con piedra y mortero, con columnas de piedra picada y bóvedas elaboradas con ladrillo y yeso. En su origen disponía de un imponente altar mayor datado de 1602, así como de ocho capillas y catorce altares.

El campanario, de unos veinte metros de altura, está formado por dos cuerpos diferenciados. El reloj, construido en 1845, ha sido objeto de diversas restauraciones a lo largo del tiempo.